Los colegiados señalaron una infracción de Brunson en la que no hubo contacto a falta de 0.3 para el final..
El sistema de videoarbitraje ha sido siempre, a grandes rasgos, un aliado imprescindible para la limpieza y la justicia en el deporte, aunque en algunas disciplinas su incorporación siga generando polémica con excesiva asiduidad. Sí, hablamos del fútbol, pero en este caso no es algo que nadie pudiese prever dada la naturaleza del deporte rey. En cambio, si hablamos de baloncesto, que el ‘VAR’ cometa un error adquiere dimensiones mucho mayores porque no suele ser habitual.
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Tampoco lo es que un árbitro de la cara tras un partido para reconocer un error y pedir disculpas, pero ya lo vimos en la Premier League y ahora ha sucedido en la NBA. La pasada madrugada, los Houston Rockets se llevaron su choque en casa ante los New York Knicks sobre la bocina (105-103) después de que la franquicia neoyorquina remontase in extremis para forzar la prórroga, y todo por una falta que se señaló y no se corrigió, pero tampoco fue.
Con 103-99 a falta de 48 segundos, Jalen Brunson metió dos canastas seguidas y empató el encuentro para los Knicks (103-103), aunque no sabía que sería protagonista por otro motivo mucho más negativo. A los Rockets les quedaba tiempo de sobra (8.3 segundos en baloncesto son un mundo) para evitar el tiempo extra, y su tocayo Jalen Green fue quien asumió la responsabilidad de jugarse el tiro en ese último ataque, que fue infructuoso.
Su lanzamiento fue taponado por Precious Achiuwa con autoridad pero sin control, y el rebote llegó a manos de Aaron Holiday. Sin tiempo para pensar, se la jugó a un triple que tampoco entró, y que condenaba a ambos conjuntos a seguir batallando. Sin embargo, los colegiados señalaron una falta en el último segundo cometida por el propio Jalen Brunson, sellando la victoria local en el Toyota Center de Houston.
Los árbitros pitaron una infracción que ya en directo fue cuanto menos controvertida, y que no consultaron ni corrigieron en el momento. Así, Holiday dispuso de tres tiros libres con solo 0.3 segundos en el reloj, anotando los dos primeros y tirando a fallar a posta el último para dejar que el crono se agotase.
“En directo pareció que el contacto en la parte inferior del cuerpo era ilegal“, explicaron tras el encuentro los árbitros en los medios de la NBA, intentando justificar su decisión. “Después de ver la jugada en la revisión de pospartido, el jugador que atacaba fue capaz de regresar a su posición normal en la pista. El contacto ocurrió después de que lanzara el balón por lo que es fortuito y marginal al intento de tiro y no debería haber sido pitado“, reconocieron sobre su error.
Un polémico desenlace nada habitual en el mundo del baloncesto, donde cada jugada se analiza in situ al instante y donde la interpretación y las jugadas grises son prácticamente inexistentes. Esta fue una de esas rara avis, y supuso más allá del escándalo la tercera derrota seguida de unos Knicks todavía lastrados por múltiples bajas (Julius Randle, OG Anunoby, Isaiah Hartenstein, etc.).
20minutoss.com
Hender “Vivo” González