El balear sufrió el percance en el octavo juego del segundo set y no quiso retirarse.
Rafael Nadal, con un problema muscular en la cadera, ha perdido en la segunda ronda del Open de Australia que le enfrentaba a Mackenzie McDonald con un tanteo de 6-4, 6-4 y 7-5, en 2 horas y 32 minutos.
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De esta forma, no podrá defender el título del Abierto y al ceder en la segunda ronda se le restarán 1.955 puntos. Ahora mismo caería hasta el sexto puesto del ranking ATP. Es la octava vez en su carrera que se marcha de un ‘Grand Slam’ sin alcanzar la tercera ronda.
Falta ver cuál es el alcance real de la lesión una vez regrese a España y si estará en condiciones de jugar el Open 250 de Doha, del 20 al 26 de febrero, luego viene el 500 de Dubái (27 de febrero al 4 de marzo). Después tiene programada una exhibición en Las Vegas contra Carlos Alcaraz antes de desplazarse al desierto californiano para participar en el Masters 1000 de Indian Wells.
Sin embargo, más que nunca en la cabeza de Rafa está un objetivo por encima de cualquier otro: llegar en plenitud de condiciones físicas a la tierra de Roland Garros (28 de mayo a 11 de junio).
Nadal empezó con una marcha menos que su rival y lo pagó con un ‘break’ en el primer juego. McDonald confirmó su ventaja con tres saques directos. En 10 minutos, el marcador reflejaba un 2-0 y se hacía el silencio en una repleta Rod Laver Arena.
Por segundo día consecutivo los partidos de la central se disputaban bajo techo. Melbourne, la ciudad de las cuatro estaciones, había deparado lluvia.
Los siguientes adversarios de Rafa, dígase Yoshihito Nishioka o Dalibor Svrcina, estaban todos programados en las pistas exteriores. Por ahí se desnivela también el cuadro a favor de los primeros cabezas de serie.
El manacorí pagaba el 63 por ciento de primeros servicios con una segunda rotura en contra. El tanteo era de 4-1. McDonald, un jugador de perfil bajo, ya se lo estaba creyendo.
Nadal se las tenía con la juez de silla, Marijana Veljovic, porque interpretaba que le estaba metiendo mucha presión en el momento del servicio. El defensor de la corona hacía un gesto de desaprobación a su banquillo. extendiendo los brazos
A pesar de la renta desfavorable, el eterno campeón volvió a escena con un primer ‘break’: 4-2. El estadounidense era capaz de aguantar los intercambios desde la línea blanca. Incluso desbordaba a su oponente con certeros ángulos.
Rafa enseñaba el puño con el 4-3. Tuvo una opción de igualar a cinco juegos, pero un resto de revés se le marchó directamente al techo.
El manacorí se marchó a los vestuarios para refrescar las ideas y atajar un ritmo vertiginoso de partido que no le beneficiaba. El defensor del título estaba lento de movimientos y falto de confianza. Un triunfo frente a Jack Draper no es suficiente para recuperar su mejor versión.
El guión se repetía en el inicio de la segunda manga. Tercer ‘break’ de McDonald y en blanco. El murmullo entre los seguidores ya era generalizado. Se temían la pérdida de su tenista favorito.
A un punto del 3-0
El estadounidense estaba dando una clases de tenis ofensivo. Cada derecha cruzada sonaba como un golpe en la medular de Nadal. Mackenzie, con una mezcla de Djokovic y Nishikori, tuvo un punto de 3-0. Se le escapó.
La nueva bola Dunlop del torneo facilitaba los tiros planos del yanqui, que apenas se levantaban del suelo. Rafa, una vez más, tenía que recurrir a la épica. Encadenó tres juegos que le iban a dar aire.
Hubo un segundo capítulo de protestas del español a la silla por el poco tiempo que le daba para sacar. Son 25 segundos desde que ella apretaba el cronómetro.
Con 4-3 abajo al resto sintió algo en su pierna al correr hacia uno de los lados. “No puedo”, le gritaba a los suyos. A la conclusión del octavo juego, pidió asistencia del fisioterapeuta y del médico. Se lo llevaron a los vestuarios.
Nadal aguantó de pie todo lo que pudo como un grande que es y para no decepcionar a una grada que le idolatra. No le gusta decir adiós antes de tiempo y menos en un gran escenario en el que ya se había retirado: en los cuartos de 2010 con Andy Murray por la rodilla derecha y en la misma ronda de 2018 por el psóas ilíaco de la pierna derecha.
Las lágrimas de su esposa
Su mujer María Perelló lloraba. Ella es de las pocas personas que sabe lo mucho que ha sufrido y lo mucho que había trabajado su marido para estar sano en Melbourne.
El número dos mundial apenas podía moverse, pero McDonald no aprovechaba su momento. Lo hizo con un ‘break’ en el noveno juego de la continuación. Rafa cumplirá 37 años el 3 de junio. Su presencia en el Open de Australia 2024 es otra incógnita.
Hender “Vivo” González